Sistema de trabajo

Aunque dependerá mucho del proyecto que tengamos entre manos, de manera orientativa seguiremos estos cuatro puntos:

1. Conceptos claros.

Primeramente debemos tener claro cuál será el objetivo y el soporte final de la ilustración que tenemos en proyecto. Puede ser para una presentación, una web, un artículo, un póster, una portada de revista, un libro, un vídeo, como reclamo, etc.

Dependiendo del soporte final pueden existir aspectos técnicos a tener en cuenta (por ejemplo una revista puede pedir unas medidas concretas o colores determinados).

Por eso necesito saber:

  • Destino o soporte final (web o presentación, impresión formato Din A4, impresión superior a Din A4…)
  • Medidas o proporción (medidas concretas o libres, formato vertical u horizontal…)
  • Número de colores (generalmente todos los colores, excepcionalmente se puede limitar el número de tintas; escala de grises, blanco y negro, dos tintas…)

No tener en cuenta estos aspectos puede suponer tener que volver a empezar el proyecto desde el inicio.

2. Esbozo preliminar.

Una vez tengamos claro el punto 1, necesito que me hagáis un esbozo de la idea que tenéis en la cabeza.

Este esbozo debéis proporcionármelo vosotros, pero ¡no os preocupéis!

Cuando digo esbozo, me refiero a un dibujo muy simple que me servirá de punto de partida, ni mucho menos debe ser perfecto, pero ayudará como referencia inicial. Ésta es la mejor manera para saber qué idea tenéis en la cabeza y así trabajar para convertirla en una imagen real. Aquí hay algunos ejemplos.

  • Boceto hecho a mano y fotografiado o escaneado. Desde un dibujo en bolígrafo sobre una servilleta de papel, hasta un esquema pintado con lápices de colores.
  • Boceto hecho con cualquier software. Desde PowerPoint, Word o incluso Paint. Si domináis un programa que os permita dibujar lo que tenéis en la cabeza puede ser un buen recurso.
  • Boceto hecho con collage. Pegando diferentes imágenes, añadiendo dibujos vuestros, recortando por donde sea necesario. Después lo fotografiáis o escaneáis. Este puede ser un buen recurso.

Este boceto debe ser limpio y claro y lo más aproximado a la idea que tenéis en mente. Cuanto más claro sea, más rápidamente haré mi trabajo de manera eficiente y satisfactoria.

Muchas veces los cambios al final del proceso implican invertir mucho trabajo y esfuerzos que se pueden evitar. Con un pequeño esbozo nos podemos ahorrar problemas.

Aquí hay algunos ejemplos de trabajos anteriores. (link a 7.0 )

3. Imágenes de apoyo.

Necesito imágenes de apoyo. Siempre es de gran ayuda poder disponer de imágenes de documentación. Algunas veces los conceptos que dibujaré son conceptos complicados o abstractos, por eso, cuantas más pistas me deis, más fácil será captar el concepto y plasmarlo en una imagen clara y nítida.

Encontrar imágenes de apoyo es fácil. Siempre se puede hacer una búsqueda por Internet. Puede que existan esquemas referentes al mismo tema o temas que se puedan relacionar. Posiblemente vosotros mismos generéis imágenes relacionadas.

Toda esta documentación es fundamental para dejar las ideas claras desde un principio.

Ya lo dicen: Vale más una imagen que mil palabras.

4. Texto explicativo.

Naturalmente necesito un texto explicativo sobre lo que os gustaría plasmar en imagen. En realidad, es lo más importante.

Lo necesitaré por escrito, ya que es la manera de poder consultarlo reiteradamente, para no olvidar el más mínimo detalle. ¿Quién mejor que vosotros para poner vuestras ideas sobre papel?

No tiene que ser un texto complicado, extenso, ni demasiado técnico. Debe ser un texto orientativo, simplemente para no olvidar ningún detalle.

Podéis incluir todo lo que creáis importante, tanto a nivel técnico como a nivel visual.

En resumen.

Creo que si partimos de aquí, los resultados que obtendremos serán los deseados.

Mi experiencia me ha enseñado que éste es el mejor proceso para que un dibujante entienda a un cliente…

Entenderé que todo lo que no me sea especificado, podré escogerlo con total libertad.

Pensad que es mejor dar demasiados detalles que verse obligado a realizar cambios al final que complicarán y alargarán el proceso y los costes.

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